Después de los postres, bajativos, obsequios y cantos felices —compartiendo (a solas) conmigo—,
pediste un poema para llevar a tu
cuarto.
Cien palabras
donde vuelen gaviotas y pasen barcos hacia horizontes
abiertos. Cien palabras para
conjurar la tristeza (encerrada) en el tedio nocturno. Cien palabras como talismanes sagrados para sobrevivir en el
(peligroso) bosque urbano de los
edificios costeros. Cien
palabras apenas retocadas con el reflejo (protector) de esa
luna que asoma donde tu rostro de Caperuza puede
ser...
Sea,
pero cuídate de los poemas por encargo, bajo la (escasa) luz que parpadea en sus
esquinas, suelen llevar
una pregunta.
#EM #LaLibertadInfinita #Editorial #Letras #Cubanas #Poesia
Uhhmm... Genial!!!!
ResponderEliminarMilho
Disfrutar de ese encargo, una maravilla que no agota
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