lunes, 6 de julio de 2015

Confluencia en L / Edel Morales

XII

(Confluencia en L)





1

Viste el fuego mandarina de un arte vivaz y exótico.
Seduce el cuello en su erótico gesto de elegancia alpina.
La voz, de una alejandrina medida en tonos y esencia,
acoge la transparencia de la tarde entre mis manos,
mostrándome los arcanos de su altiva adolescencia.


2

En su piel destila el jugo agridulce de la fruta.
Cruza la calle, disfruta en su cadencia ese yugo
con que la observo y subyugo su ritmo entre las palabras,
sin pujas ni abracadabras que violenten lo que siente
cuando sonríe, consciente, de este retrato que labras.


3

No volverás a encontrarla en la ciudad trasvasada.
No volverá esa mirada para animar otra charla.
Y tú no irás a buscarla en cines, bares y tiendas.
Describe, pues, sin las riendas de tu estilo, más austero,
lo que hablará el agorero de este instante en las leyendas.


4

Imagina ese futuro en que resuena su estilo,
el roce leve del hilo sobre tu pecho en el muro.
Modela ese cuerpo duro y cuida siempre el secreto,
entre emotivo y discreto en gusto, gozo y solvencia,
la indistinta confluencia invoca en este boceto.


5

Siente cómo se estremece de placer cuando la tocas.
Cómo gira si provocas la fruición que la humedece.
Vive el modo en que te ofrece un atardecer sin nombre.
No permitas que te asombre su gesto de hembra salvaje.
Entra libre en el follaje para que el deseo lo alfombre.

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