(A)cerca del #libro “La libertad
infinita”, Edel Morales, #Poesía, #Editorial #Letras #cubanas, La #Habana, 2016.
#FILCuba2017
Por Teresa Fornaris
¿Cómo podría seducirte? ¿Qué palabras
atraparían tu atención, esa mirada que ahora deslizas sobre la letra impresa y vas
reescribiendo, tú, en este instante? ¿Cómo armarás tu historia, cómo te
fundirás en la de tus predecesores? ¿De qué modo entrarás en ese cuerpo
universal, húmedo y punzante, doloroso y leve?
Dispones
de un hilo conductual: el hilo del cuerpo / el hilo sobre el cuerpo (del texto
/ del sexo -opuesto y femenino). Un centro de varias direcciones: el hombre y
la nación, sexuados. La historia en la profundidad del sexo y el cuerpo. El
cuerpo de la historia sexuada sobre la nación, desde el hombre, dentro del
hombre: el sentido nuevamente universal.
Son
los venideros una compilación de poemas, situados en parcelas que permitirán
distintos abordajes, giros y apuntes que volverán a confluir con mis / tus
palabras. Justamente allí donde ellas se con-forman como imagen, donde te
taladren y alumbren en una dicotomía singular, descubrirás su rincón anguloso,
sus altos y bajos ministerios, sus puntos de giro que danzan en ocasiones, y
juegan, al regodearse con el intelecto más aguzado.
Se
trata, además, del uso de una desacostumbrada –en otros- singularidad del
lenguaje; los poemas de Edel Morales se a-(r)reglan y ajustan, comparten sus
piezas con naturalidad, se reestructuran erguidos en nuevas consonancias,
nuevos significados de maravillosas alegorías. Lo cotidiano, más que un
acercamiento a ti, es una clave.
Ha
indagado con hondura en la Historia; la concatenación o sucesión de eventos, no
sus meras fechas o descripciones, sino sus esencias mismas, que como un pulidor
los pone al descubierto, los moviliza y anima en perspectivas varias. Respeta y
analiza. No cuenta la verdad, que es infinita, sino que la goza en espirales
múltiples, la (sos)tiene entre sus dedos, es suya, y la revela.
Viven,
los textos, en una transparencia, una frase acuarelada de rapto y giro, un
sonido de viento y tallo herbáceo que se dobla y regresa ¿Por qué habría que
pensar en la inmutabilidad, en la categoría o el escaño de la pirámide más o
menos elevada, más o menos invertida / inclinada / mal rotada? No ha venido él
a regalarte una fácil solución, viene a buscar, entre otras cosas, tu marca y
de ese modo anclarse a tu recuerdo, aquello que comparten.
Ciertos
poemas giran / levitan / descansan sobre la certeza del acto, del hecho
momentáneo de vivir. Un carpe diem desgranado,
descrito en sus porciones, en su naturaleza; y en igual equilibrio el
contrapeso de la duda, y su animal preferido: la búsqueda, ese entendimiento
del devenir como un anecdotario personal, plagado y rudo, extensible.
Donde
crees que encontraste la claridad, hay un misterio, del mismo modo en que una
curva y otra y otras tantas aparecen como tajos de sentidos, es la línea,
segura, que asoma para dejar su testimonio en íntimas conversaciones con
amigos. Hemos sido tomados por los nombres -y los versos y los libros- en
gratas cercanías. En la diferencia, la variabilidad del prisma, una disertación
sobre lo (u)tópico.
Verás
sus apuntes al vacío, nuevamente no ese concepto abstracto, sino una ausencia
concreta (de sentido), una inconexión: la edad muerta, y no la muerte que puede
ser nacimiento o fijeza.
Hilvana
y teje, con maestría, la asonancia. Desmiembra, construye y reconstruye las
formas habituales con limpio engarce en elegante orfebrería, como el juego
sagaz de los descubrimientos. Y vuelven las formas y sentidos a componerse de
otros modos en interesantes caligramas, a narrar fragmentos, que acaso en tu
mente se completen.
La
felicidad no es sólo la idea de la felicidad, está armada / entramada,
dispuesta al estreno, libre de ser encontrada en la sencillez o en la argamasa
del complejo universo.
Ven.
Disfruta en la levitación de un susurro constante, el trato de la desnudez / la
belleza / lo natural como categorías esenciales en el hombre. Vive la claridad
de regresar, la ternura que se ha perpetuado. Y llegado a este punto, dime,
¿cómo has entrado en su historia? ¿Cómo has logrado seducirme?
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