XXIV
(Intermedio
fugaz, paréntesis)
1
Traté
de
escuchar,
pues
tú hablabas
de
las creaturas:
los Eluards, Shelleys,
Nerudas
que citas en déjà
vu
de farsa,
un
bululú posmoderno en pantalla.
Despejas
bien la limalla antes de dar
el
zarpazo: Nacen
de un largo rechazo,
y
así rindes la muralla.
2
Escrutas
el corazón de una época
y
sus miserias, mirando las periferias
con serena erudición.
Retratas
la desazón que carcome nuestros años
como
si fuesen extraños los miedos
que te rodean:
banalidades que asquean
copan
la senda de engaños.
3
Vuelvo
a probar de tus labios el secreto
de
la
duda: la forma muestra
la cruda certidumbre de
los sabios.
Giran
igual que astrolabios en el aire del estudio
la aprobación
y el repudio de tantas
voces extremas
donde intuyo
nuevos
temas y una búsqueda en preludio.
4
Guardan
cierta contundencia: Arrojan luz
tus
apuntes, que no se comprende juntes
en
la común
estridencia
con
aquella otra vivencia donde tu raro
lirismo se mostraba en
un abismo
desnudo
de todo afeite.
Como
si fuera el deleite de vivir un eufemismo.
5
Me
invito a café y cigarro, a ron,
un
disco y Lectura.
Mi
mano va a la escritura
como
si
moldeara el barro.
Y
aunque mi vida desgarro del alma
extraigo la rabia.
Exijo al verso
esa
sabia
mirada
que el
tiempo enseña,
pues
mi
nobleza
se
empeña
en darte limpia su savia.
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